El Pacto Providencial - Cuando los ejércitos aliados de El Salvador y Guatemala comenzaban a ingresar a Nicaragua y a la vez los leoneses rompen con Walker, el Presidente legitimista José María Estrada exilado en Honduras decidió regresar a Nicaragua. El 29 de junio (1856) instaló su gobierno en Somotillo, pero El Salvador y Guatemala no le dieron apoyo porque ya reconocían a Patricio Rivas como Presidente de Nicaragua. El 13 de agosto una banda de asesinos puso fin a la vida de Estrada y todo pareció indicar que los autores intelectuales eran líderes leoneses. Esto recrudeció la guerra interna entre los legitimistas y los democráticos.
Los generales de los ejércitos centroamericanos ofrecieron garantías al general Tomás Martínez quien después de la muerte del general Corral era el principal Jefe del ejército legitimista y que operaba en Matagalpa, para que llegara a León a fin de negociar un arreglo entre legitimistas y democráticos para iniciar unidos la campaña contra Walker. Martínez viajó a León, pero las pláticas estaban llenas sólo de recriminaciones y por ello estaba ya listo a abandonarlas y regresarse a Matagalpa. Los aliados centroamericanos amenazaron con retirar sus ejércitos y regresar a sus respectivos países y, ¡por fin!, se iniciaron las conversaciones con seriedad y de milagro –con gran dificultad– el 12 de septiembre (1856) se alcanzó un acuerdo que posteriormente se llegó a llamar El Pacto Providencial, razonando que fue inspirado por la Providencia Divina. Termina la guerra civil que inició en mayo de 1854 y comienza ahora a llamarse Guerra Nacional a partir de este pacto providencial que entre sus puntos destacan:
- El Presidente Provisorio don Patricio Rivas, continuará en el cargo hasta que le suceda otro llamado constitucionalmente.
- Ocho días después de arrojado Walker y los extranjeros se convocará a elecciones y la primera Legislatura que se instale legalmente podrá convocar la Constituyente de 1854 u otra nueva para elaborar una nueva constitución. 40 J Pérez
LOS QUE DISPUTABAN EL PODER El 1° de abril (1853) al salir electo, tomó posesión Fruto Chamorro (conservador, granadino) como Director de Estado para el período del 1º de abril de 1853 al 1855. El 28 de febrero (1854) cambia el nombre de Director a Presidente y el 30 abril (1854) la Asamblea Constituyente lo elige Presidente para el periodo de 1855-59 bajo una nueva constitución, la de 1854. El 1° de junio (1854) José María Estrada (conservador) asume la Presidencia provisoria al renunciar Fruto Chamorro para poder asumir la jefatura del ejército para combatir una revolución liberal que desconoce la nueva constitución. El 10 de abril (1855), a la muerte de Fruto Chamorro (12 de marzo), la Asamblea autoriza al Presidente interino José María Estrada, continuar en el ejercicio del cargo de presidente. El 11 de junio (1854) Francisco Castellón (liberal, leonés) toma posesión en el Cabildo de León como «Supremo Director del Estado del Gobierno provisorio de León», de acuerdo a la Constitución de 1838, alegando que es la única constitución legítima que los liberales reconocen. El 8 de septiembre (1855) fallece Francisco Castellón y el alto mando leonés designó al senador Nazario Escoto (liberal, León) como nuevo Director del llamado Gobierno provisorio de León. A parir del 29 de octubre (1855) Patricio Rivas (conservador) fue nombrado Presidente provisorio de Nicaragua por las fuerzas beligerantes (conservadores y liberales) cuando Walker tomó Granada. Nazario Escoto da por concluido su mandato como Director del Gobierno provisorio de León y reconoce a Patricio Rivas. Al asumir la Presidencia Provisoria don Patricio Rivas se cierra la actuación gubernativa de José María Estrada quien se asila en Honduras desde donde reclama su presidencia. A partir del 21 de junio (1856) Walker, creyéndose soberano, quita a Patricio Rivas de la Presidencia Provisoria y nombra a Fermín Ferrer (conservador, Granada). Patricio Rivas y Estrada insisten en ser, cada uno, el legítimo presidente. El 29 de junio (1856) José María Estrada regresa a Nicaragua, reclama su presidencia e instala su gobierno en Somotillo. A partir del 12 de julio (1856) Walker recibe de Fermín Ferrer la presidencia en Granada alegando que él ha sido electo por el voto popular. Tanto Rivas como Estrada insisten en que cada uno de ellos es el legítimo. José María Estrada es asesinado el 13 de agosto y sus seguidores nombran a Nicasio del Castillo (conservador) para seguir reclamando esa presidencia. El 12 de septiembre (1856) los dos partidos (liberales y conservadores) en el Pacto Providencial declaran que el legítimo presidente es Patricio Rivas. El 1° de mayo (1857) Walker es expulsado de Nicaragua y Patricio Rivas convoca a elecciones nacionales. No pudo haber elecciones porque seguía la lucha de los partidos por el poder y entonces Tomás Martínez junto con Máximo Jerez, el 24 de junio (1857), formaron una junta de dictadores, aplaudida por todos, para asegurar la paz. |
Batalla de San Jacinto. El 2 de agosto (1856), un grupo de nicaragüenses se apoderó de una partida de ganado en Chontales y lo arreaba hacia Granada para alimento de las tropas de Walker, pero un grupo de patriotas en el camino persiguió a los cuatreros, mató a varios, y recobró el ganado.
Temiendo represalias de Walker, el general Fernando Chamorro envió de Matagalpa la «División Vanguardia» capitaneada por el coronel José Dolores Estrada, hacia Tipitapa, a proteger a los patriotas y las propiedades.
La División capitaneada por el coronel José Dolores Estrada, de casualidad montó el escenario para la batalla de San Jacinto en la que dos días después –el 14 de septiembre– se derrotó a las fuerzas de Walker donde murió un filibustero de una pedrada lanzada por el soldado Andrés Castro. Byron Cole fue capturado y muerto al instante. Esta batalla es el único evento de la Guerra Nacional que se conmemora en Nicaragua.
«El triunfo obtenido el 14 de septiembre en la famosa Batalla de San Jacinto ocurre en un momento oportuno que infunde a los nicaragüenses y a sus aliados centroamericanos renovada confianza en su habilidad de derrotar a los filibusteros precisamente cuando el Ejército Aliado por fin se apresta a iniciar la ofensiva contra Walker […] ejército que lleva como ejemplo los laureles de San Jacinto.» (f) Dr. Alejandro Bolaños Geyer 41 A Bolaños
Siguen batallas importantes - A comienzos de octubre (1856) las fuerzas centroamericanas juntas a las de Nicaragua inician una ofensiva en la que se traban batallas importantes que van conformando el principio del fin de los filibusteros. El 24 de septiembre (1856) los Aliados (1800 guatemaltecos, salvadoreños y nicaragüenses) ocuparon Managua y Walker refuerza Masaya con más tropas. Los Aliados no atacan Masaya, sino que los guatemaltecos y nicas ocupan Nindirí (a 2 kilómetros al norte de Masaya) y los salvadoreños ocupan Masatepe (a 20 kilómetros al sur de Masaya) obligando así a Walker a retirar sus fuerzas de Masaya para proteger Granada. Al abandonar Walker Masaya los Aliados la ocupan el 2 de octubre y allí se les sumó José Dolores Estrada con el batallón de San Jacinto reforzado con creciente número de voluntarios. Parte de esta fuerza se mueve para ocupar Diriomo (a 12 kilómetros al sur-oeste de Granada), y el resto queda en Masaya.
Walker tenía en total unos 1,500 a 1,600 hombres que incluía a muy pocos nativos. Distribuyó sus fuerzas poniendo la mayoría en Granada, y unos pocos en La Virgen y otros lugares para proteger la Ruta del Tránsito por donde recibía refuerzos de Estados Unidos.
Walker ataca Masaya con 1000 hombres para recuperarla (fecha memorable en Masaya: 12 de octubre de 1856 en que ambos bandos sufrieron fuertes bajas).
Las fuerzas aliadas que acaban de ocupar Diriomo, salen a atacar Granada entrando por Jalteva hasta la plaza central donde fueron detenidos por cañones, rifles y revólveres norteamericanos.
Al no poder penetrar, las fuerzas aliadas se dispersaron por la ciudad en franco pillaje. Algunos se emborracharon con el abundante licor que encontraron y se cometieron crímenes vergonzosos por los Aliados.
El 13 de octubre (aniversario de la toma de Granada) Walker no había podido progresar en la fiera lucha por Masaya y salió de retirada para hacer su defensa en Granada. Al llegar a Granada desalojaron al remanente del derrotado cuerpo de los aliados que huyó en desorden. 42 A Bolaños
Segundo ataque a Masaya - Walker recibió reclutas de Estados Unidos, que venían en tránsito cuando la batalla de Masaya. Se dedicó a reorganizar su ejército y para comienzos de noviembre (1856) ya tenía 2,000 hombres bajo su mando listo a recuperar Masaya otra vez.
Sin embargo, después que Costa Rica se recuperó del ataque del cólera, el 22 de septiembre (1856) se adhirió a la alianza suscrita por Guatemala, El Salvador y Honduras, pero no envió sus tropas a sumarse a la de los aliados, sino que envió al general Cañas al mando de una columna de 300 hombres quienes el 7 de noviembre ocuparon Rivas. De Granada llegó el mismo Walker al frente de un contingente que los debilitó, aunque a Walker le urgió regresar de prisa a Granada a hacer su defensa ante nueva amenaza de los aliados.
El ejército filibustero que regresó a Granada el 14 de noviembre tras su victoria contra Cañas nuevamente atacó Masaya (el 15 de noviembre). Para el 18 había incendiado la parte sur de la ciudad, pero ya no pudo avanzar más ni vencer la bravía resistencia de los aliados. Walker ordenó la retirada esa noche y regresó diezmado y silencioso a Granada. Con pocos alimentos, amenazada Granada por los aliados y Rivas en poder de Cañas, Walker decidió hacer su última defensa en el cordón umbilical del tránsito –en La Virgen– y ordenó la evacuación de Granada. 43 A Bolaños
Walker abandona Granada - Walker con unos 200 pacientes hospitalizados y con su Estado Mayor, zarpó el 20 de noviembre hacia La Virgen y dejó atrás a Henningsen a quien ordenó evacuar a las mujeres, pertrechos, haberes, a otros filibusteros y… quemar Granada. 44 A Bolaños
Aquí fue Granada - El 23 de noviembre Henningsen inició la quema de Granada desde los suburbios hacia la plaza. El 24 de noviembre los aliados salieron de Masaya y Diriomo para atacar Granada. Todavía se causaron muchas bajas de ambos bandos y desde esa fecha hasta el 13 de diciembre Walker visitó varias veces las afueras de Granada divisándola desde el vapor La Virgen que le servía de oficina de mando y de transporte.
El miércoles 26 de noviembre (1856) desde el vapor Walker divisó la bandera de su estrella roja que ondeaba aún en la parroquia y regresó reconfortado a La Virgen. El 29 también estuvo de regreso frente a las costas de Granada, igual el 30. El 3 de diciembre también Walker estuvo enfrente y el ambiente estaba terriblemente contaminado; el hedor de los muertos llegaba hasta la nave y el 11 de diciembre estuvo de regreso en Granada tratando de rescatar a los suyos, cuando Henningsen destazó su propio caballo así como el penúltimo perro del campamento para comérselos.
Por fin, después de múltiples intentos, el día 13 de diciembre de 1856, a las cinco de la mañana, todos los pertrechos y bagajes incluyendo artillería, y todos los soldados y civiles estaban ya a bordo y La Virgen se alejó de las ruinas de Granada. Al partir, Henningsen clava en el suelo del fuertecito una lanza con la leyenda: «Aquí fue Granada».
Los historiadores centroamericanos han señalado que la falta de unidad y disciplina de los generales de los ejércitos aliados no permitieron salvar a Granada y quebrar ahí mismo la columna vertebral del ejército de Walker: Que el general Zavala se le insubordinaba a Belloso; que el 12 de diciembre el general Martínez abandonó la lucha en Granada y se retiró a Masaya; que los generales Cañas y Jerez el 16 de diciembre evacuaron Rivas y juntos se fueron a Masaya… 45 A Bolaños
Costa Rica captura los barcos, sitia y aísla a Walker en La Virgen - De manera especial se destaca la hazaña de Costa Rica en la captura de los barcos San Carlos y La Virgen con lo que le impidió a Walker poder movilizarse y recibir reclutas de Estados Unidos, quedando así aislado y sitiado en La Virgen.
Un tal Webster (bribón y estafador) y un marinero de apellido Spencer que operaba en San Juan del Norte y era conocedor de los empleados y de los manejos de la ruta del tránsito, urdieron un plan para tomar control de los vapores en el río San Juan de Nicaragua. Primero, se lo propusieron a Vanderbilt quien, interesado en vengarse de Walker por haberle confiscado la ruta del tránsito y sus vapores, aceptó financiar a Webster y Spencer, darles una orden escrita que debían entregar a los capitanes de los barcos para que obedecieran las instrucciones que les daría Spencer y, a la vez, los puso en contacto con el presidente Mora a través del embajador Molina en Washington. El 4 de diciembre (1856) el presidente Mora de Costa Rica quien vio el plan como una oportunidad para controlar el río San Juan, le otorgó a Webster una concesión de la Ruta del Tránsito por Nicaragua por 75 años. Spencer fue el coordinador de la ejecución de la captura de los barcos.
La operación combinada de la fuerza militar de Costa Rica junto a la astucia de Spencer en saber convencer con la orden escrita que llevaba de Vanderbilt, los halagos y las amenazas a los capitanes lograron la toma de los vapores así como el control de San Juan del Norte, San Carlos y El Castillo. El general José Joaquín Mora (hermano del presidente Juan Rafael Mora), jefe del ejército de Costa Rica, se convirtió así en la figura central de la guerra contra Walker, pues Costa Rica controlaba todo, desde La Trinidad hasta Granada. El 16 de enero de 1857 el general Mora fue a Granada en el vapor San Carlos, en donde conferenció con los aliados y elaboraron el plan para hacer asaltos combinados sobre San Jorge y La Virgen. 46 A Bolaños
Walker sigue dando batallas en Rivas - A pesar de todo lo sucedido, Walker no flaqueó y siguió dando batallas en Rivas; se aferró a su convicción de que él era un agente de la Providencia, que Dios se le ha revelado para que cumpla la misión de hacer un imperio sureño: «la civilización más perfecta que conoce el mundo».
Las últimas batallas en Rivas son cruentas. En la batalla del 23 y 24 de marzo Walker está en Rivas con sólo unos 400 ó 500 hombres, que es todo lo que queda de su ejército que ha venido siendo reducido desde enero por muertes y deserciones. Pero ahí está, dando la batalla, mientras unos tres mil centroamericanos están atacándolo. ¡La matanza es atroz! Henningsen con su metralla y cañones barre las calles porque los filibusteros están parapetados en la ciudad mientras los Aliados avanzan en descubierto y sufren cuantiosas bajas. A pesar de todo, las fuerzas de Walker están sitiadas por fuerzas más poderosas y muestran señales inequívocas de debilidad y disolución, limitadas a comer sólo carne de macho y perros condimentada con azúcar por falta de sal. Es sólo cuestión de tiempo. Sin embargo, el general Mora –Jefe Supremo de los ejércitos aliados— en desacuerdo con los restantes generales aliados ordenó un innecesario asalto más a las fuerzas de Walker. Ese 11 de abril (primer aniversario de la segunda batalla de Rivas) las fuerzas aliadas sufrieron una aplastante derrota.
El general Mora, costarricense, no dio cifras de bajas en su informe oficial, y la prensa de Costa Rica se limitó a decir: “En los asaltos del 11 tuvimos graves pérdidas”. Montúfar dice: “Los aliados experimentaron pérdidas considerables, y los falanginos tomaron á no pocos prisioneros”. 47 A Bolaños – 48 A Bolaños
Walker capitula. El desastre aliado del 11 de abril (1857) le permitió a Walker hacer posible una rendición bajo términos aceptables para él, al verse forzado a negociar su capitulación. Aprovechó la oportuna participación del Comandante Charles Henry Davis, de la corbeta norteamericana St. Mary´s, quien gestó, arregló y aceptó la rendición siguiendo órdenes del comandante de la escuadra del Pacífico, Comodoro William Mervine para hacer dos cosas: 1) Impedir “depredaciones” que Walker pueda cometer contra ciudadanos norteamericanos en Nicaragua; y 2) evitar que Walker se dirija a territorio centroamericano vecino con propósito de emprender nuevas operaciones hostiles de agresión. El comandante Davis negoció su participación con Walker y con el general José Joaquín Mora (tico) quien sólo expresó su aprobación mediante carta aceptando los términos del acuerdo que Davis había firmado con Walker y ningún centroamericano firmó el documento que firmaron Walker y Davis.
Los aliados vieron con beneplácito el fin de las hostilidades y, de esta forma, en la mañana del 1° de mayo de 1857, Walker capituló ante el Comandante Charles H. Davis de la marina de EE.UU., y fue llevado en el buque de guerra St. Mary´s a Panamá de tránsito a Estados Unidos, mientras Henningsen se dedicó a destruir la artillería, la fundición de armas y las municiones: quebró los muñones y serruchó las cureñas de 13 cañones, destrozó la caldera, el fuelle y el horno de la fundición y echó en los pozos del patio del arsenal, 35 mil cartuchos, 300 mil fulminantes y 15 quintales de pólvora. 49 A Bolaños
Vuelven a sonar tambores de guerra - Al tenor del Pacto Providencial, el presidente Patricio Rivas emitió el 6 de mayo un decreto convocando a elecciones populares a efectuarse el tercer domingo de junio, las de distrito el segundo domingo de julio, y las de departamento el último domingo de julio. Los Diputados y Senadores electos sesionarán en Managua el 15 de agosto y enseguida tomará posesión el Supremo Director electo constitucionalmente.
Una «Junta de Notables» en León nominó a don Juan Bautista Sacasa (conservador, leonés) como candidato de unificación y con ello provocó así una áspera reacción del alto mando legitimista de Granada, (a pesar de que Sacasa era conservador) porque le quitaría el poder a Granada para entregárselo a los leoneses, responsables de haber traído a Walker a Nicaragua. A pesar de todo lo sucedido el país era una Babilonia; cada partido prefería la guerra antes que quedar bajo la mano del otro, temían las mutuas venganzas.
La sentencia: «¿Quién es tu enemigo más odiado?, —Mi pariente más cercano», siguió imperando en las mentes y corazones de las familias nicaragüenses. Los principales líderes legitimistas se reunieron en las ruinas de sus hogares en Granada, y categóricamente rechazaron la candidatura de Sacasa; se acercaron a las autoridades ticas para solicitarles que aceptaran a Granada, Masaya y Rivas (los departamentos orientales) en anexión a Costa Rica en vez de ser gobernados por sus irreconciliables enemigos de la Calle Real de León.
Siguieron pues, sonando los tambores de guerra como en una reanudación de la «guerra civil» –liberales contra conservadores– y todo parecía indicar que ya las elecciones no se decidirían en las urnas, sino en los campos de batalla: León contra Granada. Los altos dirigentes legitimistas (Granada) ordenaron al general Tomás Martínez que avanzara con su ejército a tomar Managua listo para atacar León. A la vez el general Máximo Jerez (León) también preparó su ejército leonés.
Sin embargo, nuevamente a Nicaragua «la salvó la campana». Los historiadores aseguran que ni el general Martínez ni el general Jerez (dos bravos adversarios) querían esa nueva guerra fratricida para Nicaragua y buscaron un acuerdo de paz que sus negociadores no pudieron concordar. Sin embargo, en la madrugada del 12 de junio (1857) cuando ya los representantes abandonaban las mesas de negociación, los generales Jerez y Martínez convinieron en formar entre ellos dos un gobierno bicéfalo, una dictadura, que impusiera la paz y reorganizara el país. Y así fue.
Ese mismo 12 de junio el general Jerez pide por escrito permiso al Gobierno del presidente Rivas para asumir la dictadura con el general Martínez y el día 15 don Sebastián Salinas, Ministro de Relaciones y Gobernación, contestó por escrito que el Presidente provisorio, don Patricio Rivas, concedía el permiso. El 24 de junio de 1857, los generales Jerez y Martínez se organizaron formalmente en gobierno y don Patricio Rivas ese mismo día les entregó el mando. 50 J Pérez – 51 F Ortega A
Guerra con Costa Rica - La debilidad de Nicaragua le facilitó a Costa Rica llevar a cabo su plan expansionista. Después de la guerra en la que ayudó a derrotar a Walker se quedó en posesión del río San Juan de Nicaragua, del Castillo de la Concepción y de los vapores del río y del lago. Costa Rica alegaba que lo hacía por protección ante posibles futuros ataques de Walker que se sospechaba estaba organizando su regreso. Nicaragua alegaba que Costa Rica lo hacía para satisfacer su apetito expansionista y que esperaba anexarse en definitiva los despojos de guerra en cuanto se desate de nuevo la matanza entre León y Granada.
El 30 de julio (1857) el Secretario de Estado de Estados Unidos, Lewis Cass, notifica a Costa Rica que los Estados Unidos opinan que la jurisdicción de la ruta entera del Tránsito le pertenece a Nicaragua y que debe seguir indivisa; que Costa Rica (por sus propias declaraciones) está inhibida para convertir la guerra contra Walker en una guerra de conquista.
El 19 de octubre (1857) el coronel Jorge Cauty (costarricense) ataca y controla San Carlos y ese mismo día el Gobierno Martínez-Jerez emite el decreto aceptando la guerra con Costa Rica y de inmediato Martínez y Jerez renuncian al mando ejecutivo para ponerse al frente de los ejércitos. Transfieren sus poderes dictatoriales al doctor Rosalío Cortés (quien representa a Martínez) y a don Gregorio Juárez (quien representa a Jerez) para que ambos asuman el poder dictatorial que gobierna Nicaragua. El 24 (octubre 1857) Jerez sale de León al frente de una tropa y Martínez de Granada al frente de otra.
Para normalizar y ordenar al país, el gobierno chachagua (Martínez-Jerez) el 26 de agosto (1857) habían convocado al pueblo a elegir una Asamblea Constituyente y un Presidente de la República al tenor de la Constitución de 1838. Los democráticos se adelantaron a proclamar candidato a la presidencia al general Martínez y los conservadores también lo proclamaron por ser su “correligionario”, de suerte que el problema de la elección presidencial quedó fácilmente resuelto para verificar las elecciones más pacíficas que hasta entonces había tenido Nicaragua.
Efectivamente el 27 de septiembre se efectuaron puntuales en toda la nación y el 8 de noviembre se instaló en Managua la Asamblea Constituyente que a su vez, el 11 de noviembre declaró que el general Tomás Martínez había salido favorecido con el voto popular casi unánime y por tanto lo proclamó electo Presidente de la República. El general Martínez tomó posesión el 15 de noviembre (1857). 52 JD Gámez – 53 A Bolaños – 54 A Vega B
Walker regresa a Nicaragua. El 23 de noviembre (1857) Walker regresó a Nicaragua y apareció con algunos filibusteros en San Juan del Norte, pero como en la bahía estaba anclado un barco de guerra estadunidense, Walker se fue hacia el río Colorado donde desembarcó a unos 40 hombres que se internaron en Nicaragua y se tomaron el vapor La Virgen y la fortaleza del Castillo de la Concepción en el río «San Juan de Nicaragua».
¡Uyuyuy! Esto era más importante y peligroso que la guerra con Costa Rica y por ello el 5 de diciembre (1857) la Asamblea Constituyente facultó al presidente Martínez para hacer arreglos con Costa Rica de las cuestiones pendientes y procurar hacer alianza con ellos para luchar juntos en la nueva guerra contra Walker.
Ante esta nueva amenaza de Walker, los generales Tomás Martínez (actuando como Comandante en Jefe del Ejército de Nicaragua) y José María Cañas, actuando con Poderes Plenipotenciarios del Gobierno de Costa Rica, el 8 de diciembre de 1857 firmaron en Rivas el Convenio Martínez-Cañas o Cañas-Martínez, «con el deseo de poner fin a las desaveniencias que desgraciadamente se han suscitado entre Costa Rica y Nicaragua», por el que resuelven los problemas de propiedad de los vapores que Costa Rica tenía en su poder, así como el problema limítrofe. Este Convenio entre Martínez y Cañas se hizo con el objeto de juntar las fuerzas militares de Nicaragua y Costa Rica para combatir la nueva invasión que hacía Walker en ese momento desde San Juan del Norte y el río «San Juan de Nicaragua». Sin embargo, en enero de 1858, la Asamblea Constituyente de Nicaragua no lo ratificó alegando que Martínez lo había firmado bajo la presión que causaba la presencia de los filibusteros.
A Nicaragua una vez más lo «salvó la campana» cuando cuatro días después de firmado el Tratado Martínez-Cañas –el 12 de diciembre de 1857– Walker fue capturado y el 15 llevado prisionero a Estados Unidos por el Comodoro Paulding de la fragata Wabash, de la marina estadunidense, que vino a prisa de Colón a San Juan del Norte a esa misión. No hubo pues, guerra contra Costa Rica ni contra Walker en esta ocasión y Martínez regresó a ocuparse de las funciones de su elevado cargo en la presidencia.
Sin embargo, la Asamblea mandó que el gobierno nombrase un comisionado plenipotenciario para concluir un tratado de paz y amistad con Costa Rica y que de una vez arreglase el asunto limítrofe. Efectivamente, el 9 de marzo (1858) el presidente Martínez nombró a Máximo Jerez, Ministro Plenipotenciario quien viajó a San José donde el 15 de abril concluyó con el general Cañas el famoso Tratado Jerez-Cañas o Cañas-Jerez. Ambos plenipotenciarios estuvieron asistidos por la voluntaria mediación que el gobierno de El Salvador ofreció con la colaboración del coronel Rómulo Negrete. 55 J Pérez
Fin de la anarquía y de la Guerra Nacional.-
Con la toma de posesión del general Tomás Martínez como Presidente de la República el 15 de noviembre (1857) terminó la Junta de Gobierno Dictatorial (Gobierno chachagua) y también la Junta Gubernativa que presidían don Gregorio Juárez y el doctor Rosalío Cortés, y se dio oficialmente por concluida «La Guerra Nacional» e inició un período de paz y prosperidad llamado «Los Treinta Años» o «La Primera República Conservadora».
Pero Walker era persistente –tenaz– y dos y medio años después de varios intentos fallidos para regresar a Nicaragua intentó repetir su misma aventura en Honduras donde el 6 de Agosto de 1860 desembarcó en Trujillo, Honduras. Fue capturado y el 12 de Septiembre de 1860 fue fusilado en Trujillo. Contrario a lo que algunos alegan, no existe ninguna evidencia que pueda asegurar que en ese momento él haya alegado ser nicaragüense, pero hay testimonios y evidencias de que ante el pelotón de fusilamiento Walker le dijo al sacerdote:
Soy católico romano. Es injusta la guerra que he hecho a Honduras por sugestiones de algunos roateños. Los que me han acompañado no tienen culpa, sino yo. Pido perdón al pueblo. Recibo con resignación la muerte. Quiera que sea un bien para la sociedad. 56 A Bolaños
El historiador José Dolores Gámez (Loc.Cit., p 730) narra:
Diez y ocho días después del fusilamiento del jefe filibústero, se levantaba en Costa-Rica otro patíbulo y se asesinaba á los Generales don Juan Rafael Mora y don José María Cañas, los virtuosos patriotas á quienes se debía en primer término la expulsi6n de Walker en Nicaragua. […] Habían fracasado en un movimiento revolucionario y… No hubo para Mora y Cañas ni un pobre ataúd.