IV. EPÍLOGO

Queda de cierre de este triste capítulo en la historia de Nicaragua el siguiente párrafo del historiador Jerónimo Pérez (Loc. Cit., p 174), que es lapidario para que, más de siglo y medio después, el nicaragüense pueda valorar si todavía sigue tropezando con la misma piedra por el mismo motivo: La ambición de los siempre iluminados caudillos que emplazan «el poder o la guerra», similar a «la bolsa o la vida» del asaltante.

«Y ¿sabéis la causa, la bandera, de tan destructora lucha? La Nacionalidad… Si ella se hubiera realizado, los sacrificios hubieran sido recompensados; pero lejos de eso, nos alejaron del punto apetecido. Al mismo General Jerez le oímos decir con la franqueza que acostumbra: "Confieso que me equivoqué al hacer la guerra al General Chamorro (don Fruto): después supe que era un Nacionalista"».

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